26 de abril de 2012

CORREVEIDILEALOTRO




Si los líos de faldas o lo que es más raro todavía, las diferencias y ensoñaciones urdidas por los celos, agravios, envidias y otras virtudes literarias, hubieran influido en el pasado tanto como en la más reciente actualidad, dónde habrían ido a parar los magníficos versos de Rimbaud, los inteligentísimos trabajos de Sartre o de Simone, los poemas de Plath y tantas otras cosas.  

Alucino, es verdad, cuando veo las ristras de los nominados en festejos de pueblo, en libros de ocho al cuarto, en representaciones de “Onus de Puertourraco”. No podemos dejarnos conducir por el sexto ni por el séptimo ni el octavo. Qué tendrá que ver con quién se acueste uno o qué opine o no otro para figurar en cualquier aquelarre poético. Resultará que actualmente hay o no hay poesía en los compendios pero lo que no falta es novelita rosa y realismo sucio en torno a los volúmenes.

Por Dios, dejemos ya atrás el parvulario, las represiones, las luchas con las armas cargadas de pasado, inexistente tantas veces, y leamos, sepamos, aprendamos, hagamos ya justicia. La verdad es un canto rodado que, pronto o tarde, nos caerá en los ojos y habremos sido ciegos, estado plenamente ciegos, mantenido por vida esa ceguera del torpe que pretende anular a pedradas a cualquier Juan Salvador.

Qué estupidez, hoy en día, como lo fue ayer, pero más fuerte, este mundillo cruel de la literatura. Qué repoca vergüenza, qué falta de seriedad, cuánta estafa se nos ofrece en los estantes de cualquier librería. Hoy, repito, ya no tienen entrada ni los santos ni los que un día se cansan de la novia y la cambian por otra, como se hizo siempre con los tebeos leídos y las vidas ejemplares ni los que dicen la verdad, aunque no la hayan dicho nunca, por no ofender al otro, y la hayan tamizado delgadamente ni los que no destapan su alma hasta convertirla en vistoso escote o en minifalda o en una petimetre tonalidad de voz o en telefonillo de esos de la marca “Correveidilealotro” tan a mano de todos, tan mágicamente globalizable.  

Qué demonios estamos haciendo. Ya no sé si, a veces, me codeo con literatos o he ido de visita al zoo de cualquier ciudad y el gorila de turno me ha mostrado sus textos.