31 de diciembre de 2011

UNA DOCENA DE REGALOS PARA UN AÑO DE CRISIS



Dicen que en una de las urnas de los Reyes Majos de Occidente se ha encontrado esta papeleta, firmada por alguien que todavía confía en sus pajes y en sus pajas.
Queridos pajes y pajas mentales, porque los Reyes Majos ya sabemos que no existen, para el año que viene, si es que llega a acabarse, deseo lo siguiente –luego no me digáis que no os di tiempo suficiente para intentarlo-:
-Que no haya concursos literarios que escondan su déficit monetario bajo la excusa de declarar desierta la convocatoria por falta de calidad en sus tropocientos trabajos presentados.
-Que los jurados de toda la vida aprendan, de una vez, que no se puede abrir la plica de un finalista y menos aún publicar su nombre en toda la prensa de un país, para que le haga la corte a la ganadora o al ganador por enchufe.
-Que los premios no se vendan ni se cambien ni se concedan a dedo.
-Que los jurados, como los gobiernos, no se apoltronen en sus plazas durante el tiempo suficiente como para organizar chanchullos y demás.
-Que se anule la cláusula de no devolver trabajos, sino a petición y coste de los escritores presentados, porque no siempre se destruyen y esa práctica puede llegar a ser motivo de plagio.
-Que, cuando se tenga que juzgar un premio por libros ya publicados, se juzgue por los libros y no por las firmas ni por las editoriales. Menos todavía por el posible medro de los propios jurados o de sus presidentes.
-Que cuando se nombre un jurado, este sepa al menos de qué va lo que ha de elegir y no haya en los de una materia especialistas en otra, totalmente opuesta, que no entiendan de la que viene al caso.
-Que no se repita la torpeza, por decirlo delicadamente, de exponer en prensa que un premio se declara desierto porque no se presentaron escritores famosos de la zona (si en dicho jurado o en la organización de ese tipo de premios hay videntes, por favor, que se abstengan de juzgar por el tercer ojo).
-Que no trepen las cabras literarias más alto que los auténticos escritores.
-Que el hecho de llevar tatuajes en determinadas partes del cuerpo y mostrarlos, incluso en territorio virtual, o el de maquillarse perfectamente para salir en la tele, no sea motivo de merecimiento principal a la hora de designar al ganador o ganadora de un concurso.
-Que tampoco sean importantes o molestas las citas que acompañan a los textos.
-Que se lean esto mil veces y añadan lo que falte, para que, de una puñetera vez, sepamos qué es literatura y quienes son unos perfectos farsantes.
Y nada más. Como veréis, no os costará ni un solo euro, lo cual lo convierte en un regalo apto para tiempos de crisis.