20 de mayo de 2011

TRATANDO DE IMITAR A MUNCH

Ya está la juventud en la calle y son pocos aún. Debiéramos salir a borbotones, como el magma de una irritación tal que cegara los ojos. No debemos consentir tanto abuso, que la verdad se haya convertido en una propaganda televisiva y no quede vergüenza. Que la política parezca un cómic, que el respeto sea ceniza. No tan sólo las plazas, las puertas de todos los ministerios y ayuntamientos se debieran llenar con nuestras quejas. Preguntemos al mundo cuántas bocas comerían al fin si repartieran algunos lo que esconden, otros lo que han ganado de plus sin merecerlo y los grandes magnates su atropello. Digamos no a la farsa que salpica incluso a estamentos que no debían mojarse. No pernoctemos sólo, vivamos a la puerta de ese grito, alcancemos al fin lo que ellos tienen para hacer que les llegue a los que necesitan vivir, porque la vida sigue en sus pulmones. Arrebatemos a esos dioses mediocres el fuego, mostrémosles el número, que sepan que son más los que se quejan que los que han hallado acomodo en la usura. No decaigamos, elevemos al máximo la potencia, la vida necesita renacer, la historia necesita este cambio, todo lo que así fue, precisa ser, urgentemente, de otro modo. Si no lo conseguimos, la bestia hará mella en nuestras carnes, en nuestros sueños, en nuestras elecciones, en nuestras ideas y no será lo de Huxley ni lo de Orwell, será peor. Si pusieron el arma de la comunicación en nuestras manos, démosle el giro y usemos este medio para unirnos. Si vienen, si van, si salen a por unos, que queden siempre otros. No es lógico que el mundo se deje ya llevar por tan pocos siendo muchos los que vemos sus garras de codicia.
Ya está la juventud en las aceras y todos somos jóvenes, gritemos. Mejor vencer a ese puñado que dejar que haya tantos que se mueran de hambre, de injusticia, de desespero.
La crisis sólo existe para el pobre, una mentira más en la mano que aprieta la garganta.