7 de agosto de 2011

LA VERDAD ES ÚNICAMENTE REDONDA




Leyendo la noticia del abandono de Javi Poves, se me vienen a la cabeza multitud de verdades, hasta donde una mujer puede considerar que algo sea verdad. No me vengan ahora con la historia de si he dicho una mujer, digo una mujer como hubiera podido decir un hombre, un ser humano o una inteligencia de andar por esta química del carbono. En fin, que sí, que estoy con él, que es lo más redondo que se puede decir no sólo de ese mundo dislocado ya y desaforado del balón sino de casi todo el mundo. Estamos como cabras en busca del más alto precipicio donde arrojar al tiempo la moral y el destino, como leones furiosos que matan por triunfar, como sierpes que atisban los talones de cualquier pensamiento que no juegue a la bolsa, como curas que ven y no pronuncian el delirio que es ver morir a los niños y a los viejos, a cualquier ser humano, por hambre material o cualquier otra hambre. Que yo también me iría al África, a Indonesia, a la China, a la India, antes que hacer la vista gorda ante tanta indecencia como está sucediendo, sea quien sea que nos juegue un partido a la pelota. Pelotas hay de caucho, de papel, de mentira, de votos. Tantísimas pelotas que somos pelotaris. Con una de ellas en la mano seríamos capaces hasta de disimular los cuernos.
Javi, bien hecho y que si lo desean te comparen con Roa o con cualquier persona que se plantee en serio la existencia. El mundo, ahora mismo, es un terrible campo de batalla en el que existen solamente dos bandos, los que dominan y los que mueren o moriremos el día que a los primeros se les antoje. Ya inventarán el modo, ya se abrirán los cauces, acudirá la, ya llegada, bestia que arramble con todo y nos marque sus signos en la mente –aunque creo más bien que lo hará en el bolsillo; que ya lo ha hecho- y todo aquel que se niegue a secundarla, será propicio para el bono que le nombre por siempre anti-sistema. De qué sistema hablamos, de qué muerte terrible para tantos, de qué otra disfunción, de qué infiernos…
Mi corazón también , ya hace tiempo, emigró con aquellos que no juegan jamás al Monopoli.