18 de noviembre de 2011

BOCA CON BOCA Y NADA CON NADA





Nada a favor y nada en contra. Dos fotografías unidas, un fotomontaje que puede, según unos, dañar la imagen de la iglesia o la sensibilidad de sus fieles. Mientras miro ese dichoso fotograma, sobre el cual, cualquier persona en sus cabales puede observar el truco y , dejando de lado la idoneidad o no para una campaña publicitaria, me vienen a la memoria las imágenes de criaturas rotas, criaturas muriéndose de hambre, criaturas sufriendo el avasallamiento incomprensible de adultos, también a veces de la Santa Iglesia. En todos ellos no existe trampa ni cartón. Espero ese grito vaticano, ese poner en pie a sus abogados para que no suceda, para que arranquemos de repente de los muros del mundo tanto crimen. Y aquí no hemos recortado dos imágenes, ni pegado dos bocas, la una en cercanía de la otra, con más o menos gusto, con más o menos acierto, con más o menos derecho. Aquí se mueren solos, abandonados, miserablemente tratados por feligreses y curas de una iglesia que, si gritara, si compartiera tesoros, infinitos tesoros, si no se detuviera, porque no queda tiempo, en chorradas y mítines, quizás podría aminorar el duelo. Solamente esas terribles pequeñeces veo, siento, pienso, mientras veo las bocas de papel levantando este mundo de miserias y nadie hacemos nada.